Crónica gastronómica: Viaje a Normandia

Tras el descanso vacacional, vuelvo a la carga... esta vez con una entrada diferente: una crónica gastronómica sobre mi viaje reciente que he hecho a la región de Normandía, al norte de Francia.


Normandía siempre ha estado en el corazón de la Historia... hace tropocientos años fueron los vikingos y los piratas y luego vinieron la Guerra de los Cien años y las guerras de religión. Pero no es hasta el 6 de junio de 1944, cuando entra definitivamente en la Historia del siglo XX. La región Normandía fue uno de los puntos de salida de la reconquista de Europa por los aliados, poniendo punto final a la ocupación alemana.

Pero hoy no os voy a enseñar los paisajes, ni sus calles, ni las fachadas de sus casas que bien merecen un artículo a parte... Os mostraré las delicias normandas que podemos encontrar en el paí­s vecino: como el queso Camembert, los mejillones, las ostras, la sidra, el calvados... entre otras muchas cosas.

Si de algo no me privo en mis viajes, es de la gastronomía local. ¡Lo que llego a disfrutar! Y el numerito que monto en los restaurantes cuando cámara en mano, siempre coloco los cubiertos y los vasos, y busco el ángulo idóneo para tomar la foto.



El primer día, hicimos noche en Tours. Caminando por sus calles, encontramos un restaurante con muy buena pinta: La Grange des Celtes. Tienen una carta de galettes y crêpes simplemente impresionante. Juzgad vosotros.


El segundo día, ya en Rouen, esta vez sí ya fuimos a un restaurante recomendado en la guía de viaje: la Brasserie Paul. Fue leer el plato de la especialidad de la casa y ponerme a salivar... una especie de empanadilla de Camembert y manzana con salsa de sidra normanda. Uuuooohhh!



Todo ello regado con sidra normanda que quitaba el hipo.


Al día siguiente hicimos una visita a un pueblo marítimo lleno de pintores: Honfleur. Aquí la oferta de restaurantes era tremenda, así que nos guiamos por el instinto y decidimos comer en el Jazz Club Le Vintage. Un lugar más bien pensado para tomar unas copas por la noche pero donde nos sirvieron unos deliciosos platos.




La noche que pasamos en Arromanches-les-Bains, pueblo conocido por su puerto artificial construido durante el desembarco, decidimos cenar en La Crêperie La Ripaille. Es un sitio muy coqueto decorado en rojo y morado, con una impresionante carta de galettes y presentadas de una forma muy original: Bañadas en crema y coronadas con queso Camembert fundido.


El día que visitamos Le Mont Saint Michel comimos en una crepería situada dentro de la abadía. La Crêperie La Sirene está situada en el primer piso de un local comercial... sí, sí... hay que entrar en la tienda de souvenirs y subir las escaleras que se encuentran al fondo para descubrir esta pequeña crêperie.


Para acabar, os dejo como muestra una secuencia de fotos del circo que monto a la hora de comer. Bon appétit!

4 comentarios

  1. Cada vez que veo estas fotos se me hace la boca agua!!
    Su.

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    1. Uuuuf! Y a mi! Cada vez que pienso en esas crêpes que combinan salado con fruta, como la manzana y queeeeso... mmmmm y esa sidra, suerte que la encontré y me traje unas cuantas botellas!

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  2. Las fotos finales geniales, jejeje.
    Podrias decirma La foto del plato que estas retratando al final como la hiciste, no la qu sales tu sino ladel plato Cote Terrer Formage.
    Que parametros usaste?

    Gracias

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    1. Hola! Gracias por tu comentario!

      Usé una longitud focal de 50mm, F3,5, ISO 500 y un tiempo de exposición de 1/10 (uf! demasiado nítida para estar hecha a pulso).

      Espero que te sirva de ayuda!

      Un saludo!

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